miércoles, 11 de abril de 2012

Rhyton - Rhyton, psicoimprovisar mola

Viernes por la tarde en algún piso, hora de la siesta (en España):
- Oye, me aburro, ¿qué hacemos?
- No sé... ¿tocamos un poco?
- Eh...Vale

Y de esta forma tan absurda es como uno se puede cascar un disco cojonudo en apenas tres días. Supongamos que la iniciativa para empezar a grabar el álbum no ha sido tan disparatada, en España a nadie se le ocurriría grabar en un estudio el fin de semana. Pero claro, no nos encontramos en España. Más bien en Brooklyn, donde Dave Shuford, Jimy SeiTang y Spencer Herbst, amparados bajo el nombre de Rhyton, han producido un gran disco psicodélico en sólo tres días. Y a base de improvisación. Y no, no estamos en los 60 pero suenan como si se hubieran dado un paseo psicotrómico, vosotros ya me entendéis.


Rhyton es el debut resultante de un local de rap de Brooklyn, el punto común donde estos tres tipos, cuya trayectoria personal tiene sentido viendo el resultado de este disco, han confluido. Dedicándose a la improvisación, detalles orientales y bucles musicales de ocho minutos en sus proyectos personales, han sido capaces de remezclar todos estos matices para vomitarlos en tres días de grabación. Y el resultado no podría ser más satisfactorio, ya que parece más bien un disco preparado y pensado concienzudamente. Utilizando instrumentos básicos y haciéndose servir de algún otro chisme más bizarro como un saxo o una mandolina, han creado esta oda a una jam de los 60 donde la psicodelia era poderosa.

Tras escuchar el álbum no queda más sensación de que es un grupo total de directo, donde sobre todo las improvisaciones tienen un peso muy importante. La leve sección de bajo de Stone Colored se convierte en una pista abierta para hacer lo que a uno le dé la gana con la guitarra, y ese es el resultado, improvisación total a base de punteos y distorsiones. Sobre todo en las progresivas Pontian Grave y Teke es donde encontramos mayores bucles, espacios sonoros que se prolongan eternamente a modo de drone. Se meten en tu cabeza y de repente empiezas a verlo todo de colores llamativos.



Entre la improvisación y la locura, llegan leves instantes de inquietante confusión en Dale Oladiski, donde parece que tocan entre aztecas con taparrabos, a modo de ritual tribal. Entre tanto, en esta, que es la canción más corta del disco, suenan algunos de esos artefactos que crean el ruidito que le da ese ambiente confusional. Para cerrar toca Shank Raids, que no parece precisamente improvisada, sino un tema progresivo con una estructura bien clara de psicodelia in crescendo.



Para ser un debut, improvisado y grabado en tres días, poco más queda que sacarse el sombrero. Apuntad el nombre para verles en directo, si tanto les gusta la improvisación lo mismo un día tocan cinco canciones totalmente diferentes y más duraderas. Para acabar de fumar en pipa, -o beber en 'rhyton'-, destacar que sólo sacaron 500 copias del vinilo y 200 copias del cd numeradas a mano. Sibarité.

Objetos extraños

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